muchas veces sentí estremecerme al ver tus ojos brillar de amor, pues tu silencio era más elocuente que mil palabras, siempre escuché los mil te amo callados, y aunque tus labios se sellaban para impedir dejar volar tantas palabras que quisiste expresar, ahora te digo que no eran necesarias, pues siempre he sabido tu gran amor siempre presente.
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